Friday, December 25, 2015

Búscate a tí mismo

Consejos aborígenes norteamericanos
Sé tolerante con aquellos que han perdido el camino. La ignorancia, la presunción, la ira, los celos y la avaricia (codicia), provienen de un alma perdida. Ora para que ellos encuentren guía.
Búscate a ti mismo, por tus propios medios. No permitas que otros hagan tu camino por ti. Es tu senda, y sólo tuya. Otros pueden caminar contigo, pero nadie puede hacer tu camino (o caminar tu senda) por ti.
Honra los pensamientos, deseos y palabras de todas las personas. Nunca los irrumpas, ni te burles de ellos, ni los imites de manera grosera. Permite a cada persona el derecho a su expresión personal.
Nunca hables de los demás de mala manera. La energía negativa que pones en el universo se multiplicará cuando retorne a ti
Malos pensamientos causan enfermedad a la mente, al cuerpo y al espíritu. Practica el optimismo.
Los niños son las semillas de nuestro futuro. Siembra amor en sus corazones y riégalos con sabiduría y lecciones de vida. Cuando crezcan, dales espacio para crecer.
Consérvate balanceado. Tu persona Mental, tu persona Espiritual, tu persona Emocional, y tu persona Física: Todas tienen la necesidad de ser fuerte, puras y saludables. Ejercita al cuerpo para fortalecer la mente. Crece mucho espiritualmente para curar enfermedades emocionales.
Haz decisiones conscientes acerca de quién serás y acerca de cómo reaccionarás. Sé responsable por tus propios actos.
Sé verdadero ante ti mismo primero que todo. No puedes nutrir y ayudar a otros si no puedes nutrirte y ayudarte a ti mismo primero

Nuestros espacios en Facebook:
 Rescatando Valores y Espacio grupal
Para recibir novedades de nuestras actividades envianos un mail rescatandovalores2014@gmail.com


Thursday, December 24, 2015

El nacimiento de una nueva humanidad

En víspera de navidad les compartimos una carta escrita por Brother David, monje benedictino
 Para muchas tradiciones espirituales, esta época del año es sagrada, y se la celebra de muy diversas maneras. Al buscar un tema que pudiera ser común a esta variedad de celebraciones, encontré que en ellas se destaca el tema del nacimiento: el nacimiento de la luz nueva en la noche más oscura del invierno, el nacimiento de la alegría representada en las velas que se encienden una a una, el nacimiento del Niño Jesús en Navidad, el nacimiento de un nuevo año junto con sus esperanzas y promesas.
Cada nacimiento se celebra en todas partes de la Tierra como un acontecimiento gozoso, y de hecho lo es. Pero no olvidemos a qué precio el gozo del nacimiento tiene lugar. Toda madre sabe de la agonía que conlleva un nacimiento, y el recién nacido debe igualmente pagar un alto precio. Antes de darme a luz a mí, su primogénito, mi pobre madre tuvo contracciones durante dos días y una noche, y lo que finalmente apareció no fue mi cabeza, sino mi mano derecha. ¡Pobre mamá! ¡Pobre de mí! Sin embargo, lo logramos. Esto es algo que todos podríamos decir agradecidos al pensar en nuestro propio nacimiento: ¡Lo logramos! Incluso los corderitos recién nacidos aquí en el monasterio de Mount Saviour, aún mojados y tiritando junto a su madre, al balar parecen decir “¡lo logramos, luego de tanta ansiedad!”
La palabra “ansiedad” proviene de una raíz que significa estrechez, ahogo, encogimiento. No es de extrañar. ¿Acaso el prototipo de toda ansiedad no es nuestro paso por el estrecho canal de parto? En nuestro primer nacimiento, logramos hacer este pasaje con una audacia instintiva. Luego, a lo largo de la vida debemos elegir conscientemente no temer pese a la ansiedad que nos domina cuando el camino se hace estrecho, no temer cuando la preocupación parece aplastarnos.
Debemos distinguir entre temor y ansiedad: la ansiedad es inevitable en la vida, el temor es opcional. Lo que sí podemos elegir es entre el temor y el valor. El temor ofrece resistencia a la ansiedad, y así quedamos atrapados en ella; el valor acepta a la ansiedad como algo dado, y así nos sobreponemos a ella. Esto no significa que la ansiedad desapareció. La valentía no elimina la ansiedad, sino que la acepta sin temor. Lo opuesto al temor es la confianza. Si aún en medio de nuestras ansiedades y preocupaciones confiamos en la vida, la vida misma nos llevará, a través de canales estrechos, hacia un nuevo nacimiento. La experiencia demuestra que esto es cierto cuando miramos a nuestros momentos de ansiedad: cuanto más difícil fue la situación por la que tuvimos que pasar, tanto más liberadora fue la nueva vida que surgió. Recordar esto fortalece mi valentía en medio de las ansiedades que nos tocan vivir por todos lados en estos días. No hay dudas de que hemos creado un mundo que asusta; a pesar de todo, podemos hacer frente a nuestras ansiedades con sensatez y confiar en la vida. El mundo sufre dolores de parto, y el niño por nacer es una nueva humanidad, en un grado más elevado de conciencia. Si nos esforzamos como si todo dependiera de nosotros, pero recordando al mismo tiempo que todo es un don, podremos, confiando en la vida, hacer llegar el día en que podamos decir: “¡Éste es el verdadero rostro de la humanidad!”



El hermano David Steindl-Rast, nació en Austria, en 1926. Estudió artes, antropología y psicología, Es monje desde 1953. Comenzó su formación en el monasterio benedictino de Mount Saviour, en el estado de Nueva York, Estados Unidos. Fue uno de los primeros católicos que recibió un entrenamiento en Budismo Zen, y que participó (y continúa participando) en el diálogo budista-cristiano. Es conferencista en The Dalai Lama Center for Ethics, relacionado con el Massachusetts Institute of Technology (MIT).. Es un maestro espiritual para muchos, especialista en ecumenismo y diálogo interreligios.

Fuente: Vivir Agradecidos
Fotografía: Diego Ortiz Mugica



Fan page Facebook Rescatando Valores       


Grupo Rescantado Valores hoy