SOBRE LA VIDA HUMANA
La resistencia íntima es, al mismo tiempo, amparo y esperanza en la
generación. Con ramitas de acebo los antiguos horticultores protegían el
plantel recién trasplantado para que pudiera resistir las inclemencias del
tiempo. También nosotros nos resguardamos, para resistir.
“No nos han expulsado de ningún
paraíso. Siempre hemos estado fuera. En verdad, y por suerte, aquí el paraíso
es imposible. Nuestra condición es la de las afueras. Unas afueras muy
singulares, pues no están definidas a partir de ningún centro. Aquí, en las
afueras, la génesis y la degeneración, la vida y la muerte, lo humano y lo
inhumano—ya que sólo el humano puede ser inhumano—, la proximidad y la
indiferencia.
Aquí, en las afueras, vivir es
sentirse viviendo.
Aquí, en las afueras, no hay ni
plenitud ni perfección. Pero sí afección infinita—misterio—y deseo.
Aquí, en las afueras, el mal es
muy profundo, pero la bondad todavía lo es más.
Aquí, en las afueras, lo que más
importa no son los inicios inmemoriales, sino el suelo, la base.
Aquí, en las afueras, nada tiene
más sentido que el amparo y la generosidad.
Aquí, en las afueras, cuesta
muchísimo moverse medio palmo en la buena dirección. Es el medio palmo hacia la
comunidad fraterna que vive.
Aquí, en las afueras, no sólo
vivimos, sino que somos capaces de vida. (.)
En las afueras, en nuestras
afueras, no es cierto que ´hay lo que hay y eso es todo´. Tal sentencia
lapidaria no describe en absoluto nuestra comarca, puesto que lo más humano se
expresa decisivamente con la generación y, muy en especial, con la gratuidad de
la generación llamada generosidad o bondad. Una generosidad, la de las afueras,
que nunca va de arriba abajo—porque nadie está por encima de nadie—, sino,
siempre, de lado a lado. Que existir sea en parte resistir, se entiende con
miras a la generación; resistimos porque la vulnerabilidad amparada es capaz de
madurar, de crear y de dar. La resistencia íntima es, al mismo tiempo, amparo y
esperanza en la generación.
Con ramitas de acebo los antiguos
horticultores protegían el plantel recién trasplantado para que pudiera
resistir las inclemencias del tiempo. También nosotros nos resguardamos, para
resistir. Y el horizonte de la resistencia son la creación y la generosidad.
Aunque, en realidad, amparar a los demás ya sea el primerísimo ejercicio de la
generosidad.”
Josep María Esquirol Calaf (*)
(La Penúltima Bondad: Ensayo
Sobre la Vida Humana)
(*) Es profesor de la Universidad
de Barcelona, donde imparte las asignaturas de Filosofía Política y Pensamiento
Contemporáneo. Es director de APORIA, Grupo de Investigación en Filosofía
Contemporánea, Ética y Política. Autor de diversas publicaciones y trabajos en
el ámbito de la filosofía política, también ha escrito sobre destacados
filósofos contemporáneos como Husserl, Heidegger, Arendt o Strauss. En 2016
gana el Premio Nacional de Ensayo con una obra que reflexiona sobra la
cotidianidad y la condición humana: “La resistencia íntima: ensayo de una
filosofía de la proximidad”.
Seguinos en: