Tuesday, September 20, 2016

ANTICIPO DE PRIVAVERA.



Que el espíritu de renovación de la Primavera nos conecte con las posibilidades de transformación de nuestra conciencia -aún dormida- para darle la bienvenida al propio renacer.







EL PRIMER VERDOR

“Con el 21 de setiembre, en el hemisferio sur, comenzamos el equinoccio de primavera. La palabra primavera procede del vocablo latino “primum” (primero) y “viridis” (verde) que, a su vez, procede de “vivere” (brotar). Por lo cual primavera, etimológicamente, significaba “el primer verdor”, los brotes iniciales de la naturaleza que renace.

La primavera, en la Antigüedad, tiene relación con distintas mitologías. En la romana la diosa Flora era la divinidad de las flores y los jardines. Su festividad -la Floralia- simbolizaba la renovación y el resurgimiento del ciclo de la vida. Su equivalente en la mitología griega era Cloris, la diosa eternamente joven que fue raptada y casada con el dios de los vientos –Céfiro- al quedar obnubilado por su belleza concediéndole, por ello, el imperio de las flores.

También la diosa Deméter, la Madre Tierra o Madre del Grano - llamada Ceres en la mitología romana-  tenía como misión cuidar los cultivos y la fecundidad de la tierra. Ella era la madre de Perséfone, de gran belleza, conocida como Proserpina en la mitología romana. El dios Hades -el dios de los muertos-  llamado Plutón en la mitología romana, se enamoró de ella a primera vista, la raptó y la llevó a su reino, en los infiernos. Aunque Perséfone gritó pidiendo la ayuda al dios supremo, Zeus, éste no la oyó. Sólo Helios, el sol, y Hécate, diosa de la noche y de la hechicería - Trivia en la mitología romana-  se percataron de lo que había sucedido. Helios contó a Démeter que su hija había sido secuestrada por Hades. Llena de dolor, la afligida madre se negó a permanecer en el Monte Olimpo, residencia de los dioses y disfrazada de una anciana buscó a su hija.

La diosa vagó por la tierra por largo tiempo sin poder encontrar a Perséfone. No la encontraba y,  dolorida por su ausencia, decidió detener las cosechas. Zeus y los demás dioses le rogaron que permitiera que los cultivos dieran su fruto. Ella se negó y amenazó con hacer padecer a toda la humanidad de hambre si Hades no concedía que su hija  regresara con ella. Zeus ordenó entonces a Hades que trajera a Perséfone desde el infierno, lo que éste cumplió, no sin antes hacer que la joven comiera  seis  granos de granada, símbolo de la indisolubilidad del matrimonio que habían contraído.

Algunos dicen que le hizo consumir, además, la comida de los muertos, lo cual hacía imposible que volviera por siempre junto a su madre. Las seis semillas de granada implicaban que tendría que vivir seis meses –el tiempo de la germinación de dicha semilla- en la oscuridad del infierno, cuando llegara el invierno, y seis meses con su madre, al comenzar la primavera. Durante el tiempo en que su hija estaba con Hades, Deméter se entristecía, provocando -con su humor y tristeza- el otoño y el invierno. La presencia y la ausencia de Perséfone  provocaban -en el mundo de los mortales- la alternancia de las estaciones.

La Primavera, tanto en la naturaleza como en las mitologías, está asociada al espíritu de Renovación,  Renacimiento, Regeneración, Resurgimiento y Revivificación de todos los procesos vitales. El ciclo de la vida vuelve a empezar con ímpetus renovados. Es el renacer de todo lo vivo, la explosión y el estallido de la existencia con toda su fuerza rejuvenecida en una multitud de colores, texturas y aromas.

Es también -para la mitología griega- un mito de fertilidad, transformación y muerte: el mundo subterráneo donde vive Perséfone, desde el equinoccio de otoño al de primavera, simboliza la semilla sembrada que espera germinar en la próxima primavera, permitiendo la continuación de la vida en la tierra.”

Fuente: “El Arquetipo de la Primavera”

E. Casas (fragmento)

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