Tuesday, October 13, 2020

 




 


LA TIERRA VENIDERA

 

“Un día sentí una profunda añoranza, e incluso una aguda necesidad de estar cerca de la tierra”


Desde que trabajo en el jardín percibo el tiempo de manera distinta. Transcurre mucho más lentamente. Se dilata. Me parece que falta casi una eternidad hasta que llegue la próxima primavera. La próxima hojarasca otoñal se distancia hasta una lejanía inconcebible. Incluso el verano me parece infinitamente lejano. El invierno se me hace ya eterno. El trabajo en el jardín invernal lo prolonga. Jamás me resultó tan largo el invierno como en mi primer año de jardinero. Sufrí mucho a causa del frío y la helada persistente, pero no por mí, sino sobre todo por las flores de invierno, que mantenían su floración incluso con la nieve y en plena helada persistente. Mi mayor preocupación eran las flores, y por eso les brindaba mi asistencia. El jardín me aleja un paso más de mi ego. No tengo hijos, pero con el jardín voy aprendiendo lentamente qué significa brindar asistencia, preocuparse por otros. El jardín se ha convertido en un lugar del amor.

El tiempo del jardín es un tiempo de lo distinto. El jardín tiene su propio tiempo, sobre el que yo no puedo disponer. Cada planta tiene su propio tiempo específico. En el jardín se entrecruzan muchos tiempos específicos. Los azafranes de otoño y los azafranes de primavera parecen similares, pero tienen un sentido del tiempo totalmente distinto. Es asombroso cómo cada planta tiene una conciencia del tiempo muy marcada, quizá incluso más que el hombre, que hoy de alguna manera se ha vuelto atemporal, pobre de tiempo. El jardín posibilita una intensa experiencia temporal. Durante mi trabajo en el jardín me he enriquecido de tiempo. El jardín para el que se trabaja devuelve mucho. Me da ser y tiempo (…)

La digitalización aumenta el ruido de la comunicación. No solo acaba con el silencio, sino también con lo táctil, con lo material, con los aromas, con los colores fragantes, sobre todo con la gravedad de la tierra. La palabra humano viene de humus, tierra. La tierra es nuestro espacio de resonancia, que nos llena de dicha. Cuando abandonamos la tierra nos abandona la dicha.

Byung-Chul Han (*)

“Loa a la tierra. Un viaje al jardín”, fragmento.

 

(*) Es un reconocido filósofo y teórico cultural radicado en Alemania. Estudió filosofía en la Universidad de Friburgo, y literatura alemana y teología en la Universidad de Múnich. Actualmente es profesor en la Universidad de Artes de Berlín. Ha escrito una serie libros contundentes sobre temas tan diversos como los trastornos de personalidad, la depresión, Internet, el amor, la cultura pop, la religión, la subjetividad, y violencia.  Su obra más reconocida es La sociedad del cansancio (2012), y otros de sus títulos son El aroma del tiempo, Psicopolítica, La sociedad de la transparencia, y La agonía del Eros.


Seguinos en:

https://www.facebook.com/rescatandovaloreshoy

https://www.facebook.com/groups/rescatandovaloreshoy/