AMAR A UN SER HUMANO (Parte II)
" ...es apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus
lados obscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser
humano en su totalidad"
"Amar a un ser humano es ser
suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin
representar el papel del que nada necesita; es aceptar con gusto lo que te
brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la
Vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica
bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día
es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada
instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro, de tal
manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la
primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una
creación distinta y milagrosa.
Amar a un ser humano es atreverte
a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y
sonrisas, de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos,
con tus palabras francas y sencillas, es hacerle saber y sentir cuánto lo
valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas
que el mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que
florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir
que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es
permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar
todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos todo el tesoro que lleva
dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más
rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también
atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es
respetarte a ti mismo y no permitir que el otro trasgreda aquello que
consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en
el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad
de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te
molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar
sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar
de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que
evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de
despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con
gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá
de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra
de la humanidad entera, como una expresión del Hombre; como una manifestación
palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada "ser
humano" de la cual tú formas parte; es reconocer, a través de él, el
milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza,
con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y
radiantes de la humanidad, como sus lados obscuros y sombríos; amar a un ser
humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la
auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es
amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este
mundo."
Dr. Humberto Maturana
(Psicólogo y Filósofo. Padre de
la Ontología del Lenguaje)
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