LA PRUDENCIA: SABIDURÍA
PRÁCTICA.
“La
prudencia es un amor que elige con sagacidad”
(San Agustín)
La Prudencia es una de las cuatro virtudes
cardinales de la Antigüedad. Etimológicamente deriva de la voz latina prudentia, a su vez vinculada con providentia, de procul videre, ver desde
lejos. La virtud de la Prudencia también ha sido designada con una voz más
antigua: discretio, que significa elección, buen juicio y que está
emparentada con el verbo discernir.
Ser prudente no sólo cumple el propósito de
prevenir peligros; el hombre prudente tiene la capacidad de discernir
correctamente lo que es malo o bueno para él en una situación particular. La Prudencia
es una virtud presente pero preventiva y anticipadora, y no debiera ser
confundida con la indecisión o la cobardía. El hombre
prudente está atento no sólo a lo que sucede, sino también a lo que puede
acontecer.
La Prudencia es, además, una sabiduría
práctica irremplazable que advierte sobre lo que debiera ser evitado y lo que
podría resultar más adecuado. No se es prudente por saber mucho, sino por saber
lo que se necesita para alcanzar un propósito con las mejores herramientas
disponibles. Podríamos decir que la Prudencia favorece el equilibrio derivado
de la comprensión y lo pone a prueba en el momento de la acción.
¿Por qué la Prudencia se inscribe en el
ámbito de la sabiduría práctica? La sabiduría práctica aparece como la
capacidad intelectual más importante para el despliegue cotidiano de los actos
humanos. A través de la sabiduría práctica ejercemos una valoración respecto de la
coherencia entre los ideales de vida y las prácticas que elegimos para
llevarlos a cabo. En ese aspecto, la Prudencia puede considerarse como el sendero
que nos permite transitar del pensamiento a la vida práctica, en tanto logra integrar
las peculiaridades de un conflicto concreto, con la decisión sensata adaptada a
la individualidad de cada situación particular. Considerada como una “inteligencia
virtuosa”, la Prudencia condiciona todas las demás virtudes y se pone a su
servicio: ¿cómo diferenciar la valentía de la temeridad sino mediante la
Prudencia?
La realidad impone sus obstáculos y su
incertidumbre, la Prudencia es el arte de tenerlos en cuenta. Ningún acto
humano debiera prescindir de ella.
Lic. Marité Tilvé
Fuente: A. Comte-Sponville, “Pequeño tratado
de las grandes virtudes”
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