Saturday, December 24, 2016

Poema de los indios navajos


Ojalá camines
por la belleza
a lo largo de todo el día.
Ojalá camines
a través de repetidas
estaciones.
Poseerás de nuevo
aves hermosas,
pájaros bellos y alegres.
Ojalá camines por el sendero marcado
con polen,
entre saltamontes a tus pies,
con el rocío
a tus plantas.
Ojalá camines con la belleza.
Con la belleza ante ti,
con la belleza tras de ti,
con la belleza en torno de ti.
Ojalá en tu vejez puedas ir
por un sendero
hermoso y animado.
En la vejez, por un sendero
de belleza, vivo de nuevo.
Que concluya en belleza,
que concluya en belleza.

Poema de los indios navajos

Friday, December 23, 2016

Navidad eres tú


Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.
La luz de Navidad eres tú, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad.
El pesebre de Navidad eres tú, cuando te haces pobre para enriquecer a todos y acoges al Niño Dios en tu corazón.
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
Los pastores de Navidad eres tú, cuando llenas tu corazón con aquel que lo tiene todo.
La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro del Señor.
Los reyes magos eres tú, cuando das lo mejor que tienes, sin importar a quien.
La vela de Navidad eres tú, cuando decides iluminar.
La música de Navidad eres tú, cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras.
La Misa de Navidad eres tú, cuando te haces alabanza, ofrenda y comunión.
La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
La fiesta de Navidad eres tú, cuando dejas el luto y te vistes de gala.
Tú eres, sí, la noche feliz de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni gran aparatocidad, tu sonrisa de confianza y de ternura en la contemplación interior de una Navidad perenne que establece el reino dentro de ti
Dennis Doren – Navidad eres tú

El Padre Dennis Doren Lahr, LC. es natural de Santiago de Chile, ingresó al noviciado de los Legionarios de Cristo en el año de 1984 y fue ordenado sacerdote el día 24 de diciembre de 1995.


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Monday, December 19, 2016

De tu sonrisa se abrirá una flor



 ‘Prométeme,
prométeme hoy mismo,
prométeme ahora,
cuando el sol está sobre nuestras cabezas
exactamente en el cénit,
prométeme:
Aun cuando te golpeen
con una montaña de odio y violencia,
aun cuando te pisoteen y te aplasten
como a un gusano,
aun cuando te desmiembren y destripen,
recuerda, hermano,
recuerda: el ser humano no es nuestro enemigo.

Lo único digno de ti es la compasión,
invencible, ilimitada, incondicional.
El odio nunca te dejará enfrentar
al animal salvaje que hay en el hombre.

Un día, 
cuando te enfrentes tú solo a este animal salvaje.
Con tu valor intacto, tus ojos llenos de bondad,
tranquilos, (aun cuando nadie pueda verlos).
De tu sonrisa se abrirá una flor.
Y aquellos que te aman
te verán atravesar 
diez mil mundos de nacimientos y muertes.

Yo solo, otra vez, 
caminaré con la cabeza inclinada,
sabiendo que el amor se ha hecho eterno.

Sobre el camino largo y rudo,
continuarán brillando
el sol y la luna.’

Canto a la libertad
Thich Nhat Hanh


Poema escrito en 1965, durante la Guerra de Vietnam, 
dedicado a quienes luchan por la libertad.

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Thursday, December 15, 2016

Las Cinco Prácticas de la Atención Plena



Primera Práctica de la Atención Plena: Cultivar la Compasión

Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, me comprometo a cultivar la  compasión y a aprender formas de proteger la vida de personas, animales, plantas y minerales.
Tomo la firme determinación de no matar, no dejar que otros maten y no tolerar ningún acto mortal en el mundo, ni en mi pensamiento ni en mi forma de vivir.


Segunda Práctica de la Atención Plena: Cultivar la Benevolencia

Consciente del sufrimiento causado por la explotación, la injusticia social, el robo y la opresión, me comprometo a cultivar la  benevolencia y a aprender formas de trabajar por el bienestar de las personas, animales, plantas y minerales. Practicaré la generosidad compartiendo mi tiempo, energía y recursos materiales con aquellos que están necesitados. Tomo la firme determinación de no robar y no poseer nada que pertenezca a otros. Respetaré la propiedad de los demás, pero impediré que otros se aprovechen del sufrimiento humano o del sufrimiento de otras especies de la Tierra.


Tercer Práctica de la Atención Plena: Cultivar el amor verdadero

Consciente del sufrimiento causado por una conducta sexual inapropiada, me comprometo a cultivar la responsabilidad y a aprender medios de proteger la seguridad e integridad de los individuos, las parejas y la sociedad. Tomo la firme determinación de no implicarme en relaciones sexuales sin amor y sin un compromiso a largo plazo. A fin de preservar mi propia felicidad y las de los demás, tomo la firme determinación de respetar mis compromisos y los de los demás. Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a los niños de abusos sexuales y para evitar que parejas y familias se rompan a causa de una conducta sexual  irresponsable.


Cuarta Práctica de la Atención Plena: Cultivar la palabra afectuosa y la escucha profunda

Consciente del sufrimiento causado por la palabra irreflexiva y por la incapacidad de  escuchar a los demás, me comprometo a cultivar la palabra afectuosa y la escucha profunda a fin de aportar alegría y felicidad a los demás y a aliviar su sufrimiento. Sabiendo que las palabras pueden crear felicidad o sufrimiento, tomo la firme determinación de hablar con sinceridad, con palabras que inspiren autoconfianza, alegría y esperanza. No propagaré rumores cuya veracidad desconozca, ni criticaré o condenaré cosas de las que no estoy seguro. Me abstendré de pronunciar palabras que puedan causar división o discordia o que puedan provocar la ruptura de la familia o de la comunidad. Me esforzaré al máximo por reconciliar y resolver todos los conflictos, por pequeños que sean.


Quinta Práctica de la Atención Plena: Consumo Consciente


Consciente del sufrimiento causado por un consumo irreflexivo, me comprometo a cultivar una buena salud, tanto física como mental, para mí, mi familia y mi sociedad, practicando un modo de comer, de beber y de consumir conscientemente. Ingeriré únicamente productos que preserven la paz, el bienestar y el gozo en el cuerpo, en mi conciencia y en el cuerpo colectivo y la conciencia de mi familia y la sociedad. Tomo la firme determinación de no consumir alcohol ni ninguna otra sustancia intoxicante, ni ingerir comidas u otros productos que contengan toxinas, como ciertos programas de televisión, libros, películas y conversaciones. Soy consciente de que dañar mi cuerpo o mi conciencia con esos venenos es traicionar a mis antepasados, a mis padres, a mi sociedad y a las generaciones futuras. Me esforzaré por transformar la violencia, el miedo, la ira y la confusión en mí mismo y en la sociedad, practicando una dieta por mi bien y por el bien de la sociedad. Comprendo que una dieta adecuada es fundamental para autotransformación y para la transformación de la sociedad

Thich Nhat Hanh
Las Cinco Prácticas de la Atención Plena
Vivir el Budismo
Editorial Karios

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Bendición del dragón

Que las lluvias que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te sean propicios y corran para el lado que quieras navegar.
Que las nubes cubran el sol cuando estés en el desierto.
Que los desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar. O que encuentres esas plantas mágicas que guardan en su raíz el agua que hace falta.
Que el frío y la nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Que nunca te falte el fuego.
Que nunca te falte el agua.
Que nunca te falte el amor.
Tal vez el fuego se pueda prender.
Tal vez el agua pueda caer del cielo.
Si te falta el amor, no hay agua ni fuego que alcancen para seguir viviendo.

Bendición del Dragón
Gustavo Roldán

Escritor argentino (1935-2012)


Ilustración: Alejandra Karageorgiu
Diseñadora argentina contemporánea

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Friday, November 18, 2016




ATESTIGUAR LA EXISTENCIA


Lo humano de nosotros, lo profundamente humanos de nosotros, no está garantizado por nuestra duración en el tiempo. Está garantizado por la calidad espiritual y cultural que tengan nuestras vidas.


“El problema del hombre con las diferencias no es un problema nuevo, es un problema antiguo. La diferencia es la presencia de ese otro, que restringe el campo de la omnipotencia del propio yo, de la propia identidad, de la propia verdad, que está ahí para decirnos: sin mí, no; sino que juntos un poco mejor. Está ahí para recordarnos que dos viene antes que uno. Y no es fácil asimilar esto. No es fácil ser consecuentes con esta idea del diálogo, del encuentro, de la convergencia, de la diversidad, en suma.Por eso creo yo, que la mundialización o la globalización presenta actualmente un panorama tan claro de déficit en términos de recursos culturales y subjetivos para ser llevados a cabo de un modo hondo consecuente.

Otra paradoja de nuestro tiempo, que también está en el origen de los temas que tratamos de debatir aquí es el abismo notable que se ha abierto entre recursos objetivos de comunicación y la pobreza de los recursos subjetivos de comunicación.Teléfonos tenemos todos, pero ¿de qué hablamos? Es un problema serio. No es cierto, es un problema interesante, acuciante, rico. Demos realmente gracias al desarrollo de la tecnología por facilitarnos la oportunidad de tanta proximidad. Pero fortalezcamos simultáneamente los elementos espirituales y culturales que le den sentido al encuentro tan facilitado por la tecnología.

Me parece que estos son dilemas del presente. Vivimos finalmente en un mundo que está mucho más amenazado en términos de extinción, por el empobrecimiento de nuestra vida espiritual que por el estallido inmediato de una bomba atómica.La especie humana es sumamente delicada y se extingue fácilmente, aunque sobrevivamos.Lo humano de nosotros, lo profundamente humanos de nosotros, no está garantizado por nuestra duración en el tiempo. Está garantizado por la calidad espiritual y cultural que tengan nuestras vidas.

Vemos no sin gratitud muchas veces que la vida humana se extiende en el tiempo. Estamos empezando a poder vivir con una relativa normalidad unos 80 o 90 años. Pero durar es peligroso, vivir es interesante.No sé si necesitamos vivir tantos años. Hay algo extraordinariamente encantador en ser discreto con las cantidades, en no servirse dos veces del mismo plato. En ceder el lugar, me bajo la próxima, suba usted.

Pero nos aferramos a la duración y la calidad de la vejez en nuestras culturas es muy precaria. No sabemos qué hacer muy bien con los viejos; están culturalmente desacreditados. Nadie espera nada de un hombre de más de 60 años.Y sin embargo hemos aprendido a durar. Tendríamos que volver a preguntarnos qué hacer con el tiempo. Tendríamos que volver a preguntarnos qué simetría es la que existe entre una vejez desacreditada y una juventud exaltada como atributo.

Estas cuestiones, en un entorno natural fatigado por el abuso que hemos hecho de él, en términos de objeto explotación, unido todo esto a la convicción profunda en muchos de nosotros supongo, entre todos los que estamos aquí, es que vivir es un milagro. Milagro eso que ocurre una vez. Y nosotros ocurrimos una única vez.

Vivir es un milagro; ser testigos de la vida un privilegio. Somos la única especie que está llamada a atestiguar la existencia de la vida en términos de conciencia.Todo ello, me parece, habla de fuerzas encontradas, en una tensión profunda entre Eros y Tánatos. Entre el amor a la vida y la pasión y la fascinación por la muerte.No se trata de resolver ese conflicto, se trata de enriquecerlo. Digo que no se trata de resolverlo, porque normalmente la resolución del conflicto entre Eros y Tánatos, en términos radicales, se llama fundamentalismo.

Mas bien se trata de enriquecer la tensión entre estas dos fuerzas dentro de cada uno de nosotros y en la convivencia entre todos, a través de una mejor comprensión de lo que podemos llamar el proyecto de vida.

El hombre, me parece, tiene la particularidad de pertenecer a una especie inconclusa.Somos la única especie inconclusa, en la medida en que no pertenecemos por entero a la Biología; no nos acabamos en el campo de la evolución biológica.Estamos haciendo de la identidad una tarea incesante una búsqueda permanente y provisional: Uno es aproximadamente uno mismo. Nadie puede, si es sensato, estar demasiado seguro de qué habla cuando habla de sí mismo. Uno es, más o menos uno, ¿no?Y esto es libertad espiritual también; esto es riqueza, esa tarea de es esto ¿Para que vivimos? Para seguir construyéndonos, esto significa que no terminaremos de hacerlo jamás si tenemos suerte.

 A veces no resistimos, nos damos por concluidos y egresamos de la tarea de concluimos con el título de doctor en dogmatismos. Lo inequívoco nos fascina y ponemos fin a la discusión, desenfundando.El hombre está siempre expuesto a ese riesgo, cada uno de nosotros lo está. (…)Dialogar no es ser amable o si ustedes quieren más cínicamente, cordialmente indiferente con el prójimo.

El diálogo es una construcción de identidad, a través del encuentro con ideas que matizan las nuestras, las relativizan y las fortalecen al mismo tiempo. No conversamos con otro, sino con la idea profunda de ver si lo que dice, nos despierta.Porque hay en nuestra especie, convengámoslo también, una vocación por el sueño extraordinario: No por soñar, por dormir.Una pasión calcárea por la inmovilidad.

Un deseo de inequivosidad que nos gobierna permanentemente y que combatimos a través de lo mejor de la cultura de la ciencia, el arte, de la filosofía, el diálogo.Aprender a despertar no significa asomarnos a lo que las cosas realmente son sino despertar de aquella pesadilla que sabemos que vivimos en la realidad; eso es una pesadilla.Presumir que sabemos, lo que realmente es la realidad, es una pesadilla. La realidad para el hombre es tarea, no es evidencia.

La realidad para el hombre es tarea, tarea quiere decir búsqueda de significado, no significado claro y definitivo de una buena vez.¿Recuerdan el cuadro de Magritte? ¿El de la pipa? Abajo dice esto no es una pipa, no es un cuadro.

Tenemos tanta necesidad de creer, que las palabras y las cosas son sinónimos; no son sinónimos. Las palabras quieren decir, no dicen.Quieren decir, tratan de significar, se aproximan a lo real a través de una propuesta interpretativa nunca suficiente, nunca definitiva. El mundo no nos ha sido dado como evidencia, sino como materia de interpretación incesante.Queremos significar algo, para el prójimo, para nosotros mismos. Queremos significar algo acerca de lo real; hablamos no para decir lo que las cosas son, sino para llegar a saber que nos significan.

No es un estilo peor que cualquier otro, y es sumamente interesante, si uno comprende qué es el lenguaje. Si uno advierte intuitivamente aunque sea, que no hablamos sino para tratar de constituirnos en humanos.Hablamos para tratar de ser, y no para decir lo que las cosas definitivamente son. Por eso todas las formas de expresión, desde las corporales hasta las verbales, todas las formas de expresión, nos hacen evidente el hecho de que el hombre crea para tratar de constituirse en persona y no porque lo sea.

Creamos para tratar de ser, creamos porque en la creación encontramos un escenario de personificación, nos hacemos presentes a través de la creación.Y la creación no está en el campo de la literatura ni de la filosofía solamente, está de modo eminente en la convivencia.El arte más requerido de nuestro tiempo y el más frágil es aprender a convivir.”

Santiago Kovadloff (*)


(*)(Buenos Aires, 14 de diciembre de 1942) es un ensayista, poeta, traductor de literatura de lengua portuguesa y autor de relatos para niños argentino. Se graduó en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires con una tesis sobre el pensamiento de Martín Buber titulada El oyente de Dios. Algunas de sus obras fueron traducidas al hebreo, portugués, alemán, italiano y francés y otras se han difundido por España.
Es profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y miembro del Comité Académico y Científico de la Universidad Ben-Gurion del Neguev, de Israel. Participó como profesor invitado en la Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar” de la Ciudad de Guadalajara, México, en el año 2013.
Desde 1992 es miembro correspondiente de la Real Academia Española. Desde 1998 es miembro de número de la Academia Argentina de Letras. Desde 2013 es vicepresidente de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Desde el año 2014 integra el Capítulo Argentino del Club de Roma. Integró el Tribunal de Ética de la Comunidad Judía de la República Argentina hasta su disolución.
Se desempeña profesionalmente como profesor de filosofía y conferencista.


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Friday, November 4, 2016

ASOMBRO...



¡ASOMBRO!


.... al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada...




Necesitamos encontrar una respuesta a quién somos y por qué vivimos. Interesarse por el por qué vivimos no es, por lo tanto, un interés tan fortuito o tan casual como, por ejemplo, coleccionar sellos.



“Querida Sofía. Muchas personas tienen distintos hobbies. Unas coleccionan monedas antiguas o sellos, a otras les gustan las labores, y otras emplean la mayor parte de su tiempo libre en la práctica de algún deporte.

A muchas les gusta también la lectura. Pero lo que leemos es muy variado. Unos leen sólo periódicos o cómics, a algunos les gustan las novelas, y otros prefieren libros sobre distintos temas, tales como la astronomía, la fauna o los inventos tecnológicos.

Aunque a mí me interesen los caballos o las piedras preciosas, no puedo exigir que todos los demás tengan los mismos intereses que yo. Si sigo con gran interés todas las emisiones deportivas en la televisión, tengo que tolerar que otros opinen que el deporte es aburrido

¿Hay, no obstante, algo que debería interesar a todo el mundo? ¿Existe algo que concierna a todos los seres humanos, independientemente de quiénes sean o de en qué parte del mundo vivan? Sí, querida Sofía, hay algunas cuestiones que deberían interesar a todo el mundo. Sobre esas cuestiones trata este curso. ¿Qué es lo más importante en la vida? Si preguntamos a una persona que se encuentra en el límite del hambre, la respuesta será comida. Si dirigimos la misma pregunta a alguien que tiene frío, la respuesta será calor. Y si preguntamos a una persona que se siente sola, la respuesta seguramente será estar con otras personas.

Pero con todas esas necesidades cubiertas, ¿hay todavía algo que todo el mundo necesite? Los filósofos opinan que sí. Opinan que el ser humano no vive sólo de pan. Es evidente que todo el mundo necesita comer. Todo el mundo necesita también amor y cuidados. Pero aún hay algo más que todo el mundo necesita.

Necesitamos encontrar una respuesta a quién somos y por qué vivimos. Interesarse por el por qué vivimos no es, por lo tanto, un interés tan fortuito o tan casual como, por ejemplo, coleccionar sellos.

Quien se interesa por cuestiones de ese tipo está preocupado por algo que ha interesado a los seres humanos desde que viven en este planeta. El cómo ha nacido el universo, el planeta y la vida aquí, son preguntas más grandes y más importantes que quién ganó más medallas de oro en los últimos juegos olímpicos de invierno.

La mejor manera de aproximarse a la filosofía es plantear algunas preguntas filosóficas:

¿Cómo se creó el mundo? ¿Existe alguna voluntad o intención detrás de lo que sucede? ¿Hay otra vida después de la muerte? ¿Cómo podemos solucionar problemas de ese tipo? Y, ante todo: ¿cómo debemos vivir?

En todas las épocas, los seres humanos se han hecho preguntas de este tipo. No se conoce ninguna cultura que no se haya preocupado por saber quiénes son los seres humanos y de dónde procede el mundo.

En realidad, no son tantas las preguntas filosóficas que podemos hacernos. Ya hemos formulado algunas de las más importantes. No obstante, la historia nos muestra muchas respuestas diferentes a cada una de las preguntas que nos hemos hecho.Vemos, pues, que resulta más fácil hacerse preguntas filosóficas que contestarlas.

También hoy en día cada uno tiene que buscar sus propias respuestas a esas mismas preguntas. No se puede consultar una enciclopedia para ver si existe Dios o si hay otra vida después de la muerte. La enciclopedia tampoco nos proporciona una respuesta a cómo debemos vivir. No obstante, a la hora de formar nuestra propia opinión sobre la vida, puede resultar de gran ayuda leer lo que otros han pensado.

La búsqueda de la verdad que emprenden los filósofos podría compararse, quizás, con una historia policíaca. Unos opinan que Andersen es el asesino, otros creen que es Nielsen o Jepsen.

Cuando se trata de un verdadero misterio policíaco, puede que la policía llegue a descubrirlo algún día. Por otra parte, también puede ocurrir que nunca lleguen a desvelar el misterio. No obstante, el misterio sí tiene una solución.

Aunque una pregunta resulte difícil de contestar puede, sin embargo, pensarse que tiene una, y sólo una respuesta correcta. O existe una especie de vida después de la muerte, o no existe.

A través de los tiempos, la ciencia ha solucionado muchos antiguos enigmas. Hace mucho era un gran misterio saber cómo era la otra cara de la luna. Cuestiones como ésas eran difícilmente discutibles; la respuesta dependía de la imaginación de cada uno. Pero, hoy en día, sabemos con exactitud cómo es la otra cara de la luna. Ya no se puede «creer que hay un hombre en la luna, o que la luna es un queso.

Uno de los viejos filósofos griegos que vivió hace más de dos mil años pensaba que la filosofía surgió debido al asombro de los seres humanos. Al ser humano le parece tan extraño existir que las preguntas filosóficas surgen por sí solas, opinaba él.

Es como cuando contemplamos juegos de magia: no entendemos cómo puede haber ocurrido lo que hemos visto. Y entonces nos preguntamos justamente eso: ¿cómo ha podido convertir el prestidigitador un par de pañuelos de seda blanca en un conejo vivo?

A muchas personas, el mundo les resulta tan inconcebible como cuando el prestidigitador saca un conejo de ese sombrero de copa que hace un momento estaba completamente vacío.

En cuanto al conejo, entendemos que el prestidigitador tiene que habernos engañado. Lo que nos gustaría desvelar es cómo ha conseguido engañarnos. Tratándose del mundo, todo es un poco diferente. Sabemos que el mundo no es trampa ni engaño, pues nosotros mismos andamos por la Tierra formando una parte del mismo. En realidad, nosotros somos el conejo blanco que se saca del sombrero de copa. La diferencia entre nosotros y el conejo blanco es simplemente que el conejo no tiene sensación de participar en un juego de magia. Nosotros somos distintos.

Pensamos que participamos en algo misterioso y nos gustaría desvelar ese misterio.”

Jostein Gaarder (*)
“El mundo de Sofía”


(*) Nació el 8 de agosto de 1952 en Oslo. Profesor de Filosofía y de Historia de las Ideas en un liceo de Bergen durante ocho años. En 1990 recibió el Premio Nacional de Crítica Literaria en Noruega y el Premio Literario del Ministerio de Asuntos Sociales y Científicos por su novela El misterio del solitario, que el año siguiente recibió el Premio Europeo de Literatura Juvenil.En el año 1991, una de sus obras, El mundo de Sofía, le dio fama. Fue el escritor más vendido del planeta durante los años 95 y 96 (El mundo de Sofía, 15 millones de ejemplares, traducido a 44 idiomas). En Maya, profundiza en la relación del hombre con la naturaleza. El enigma y el espejo (1993) presenta un intercambio de preguntas y respuestas entre Cecilia, una muchacha triste y enferma y Ariel, un curiosísimo ángel. Es autor también de Vita brevis (1997).



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Wednesday, October 19, 2016





EL ARTE DE AMAR: 

el carácter activo del Amor






“Además del elemento de dar, el carácter activo del amor se vuelve evidente en el hecho de que implica ciertos elementos básicos, comunes a todas las formas del amor. Esos elementos son: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.”


“Que el amor implica cuidado es especialmente evidente en el amor de una madre por su hijo. Ninguna declaración de amor por su parte nos parecería sincera si viéramos que descuida al niño, si deja de alimentarlo, de bañarlo, de proporcionarle bienestar físico; y creemos en su amor si vemos que cuida al niño. Lo mismo ocurre incluso con el amor a los animales y las flores. Si una mujer nos dijera que ama las flores y viéramos que se olvida de regarlas, no creeríamos en su «amor» a las flores. El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay amor. La esencia del amor es «trabajar» por algo y «hacerlo crecer», el amor y el trabajo son inseparables. Se ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja por lo que se ama.

El cuidado y la preocupación implican otro aspecto del amor: el de la responsabilidad. Hoy en día suele usarse ese término para denotar un deber, algo impuesto desde el exterior. Pero la responsabilidad, en su verdadero sentido, es un acto enteramente voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades, expresadas o no, de otro ser humano. Ser «responsable» significa estar listo y dispuesto a «responder». La persona que ama, responde. La vida de su hermano no es sólo asunto de su hermano, sino propio.

Siéntese tan responsable por sus semejantes como por sí mismo. Tal responsabilidad, en el caso de la madre y su hijo, atañe principalmente al cuidado de las necesidades físicas. En el amor entre adultos, a las necesidades psíquicas de la otra persona.

La responsabilidad podría degenerar fácilmente en dominación y posesividad, si no fuera por un tercer componente del amor, el respeto. Respeto no significa temor y sumisa reverencia; denota, de acuerdo con la raíz de la palabra (respicere = mirar), la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. Respetar significa preocuparse porque la otra persona crezca y se desarrolle tal como es. De ese modo, el respeto implica la ausencia de explotación. Quiero que la persona amada crezca y se desarrolle por sí misma, en la forma que les es propia y no para servirme. Si amo a la otra persona, me siento uno con ella, pero con ella tal cual es, no como yo necesito que sea, como un objeto para mi uso. Es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado independencia; si puedo caminar sin muletas, sin tener que dominar ni explotar a nadie. El respeto sólo existe sobre la base de la libertad: El amor es hijo de la libertad, nunca de la dominación.

Respetar a una persona sin conocerla, no es posible; el cuidado y la responsabilidad serían ciegos si no los guiara el conocimiento. El conocimiento sería vacío si no lo motivara la preocupación. Hay muchos niveles de conocimiento; el que constituye un aspecto del amor no se detiene en la periferia, sino que penetra hasta el meollo. Sólo es posible cuando puedo trascender la preocupación por mí mismo y ver a la otra persona en sus propios términos. (…)

Pero el conocimiento tiene otra relación, más fundamental, con el problema del amor. La necesidad básica de fundirse con otra persona para trascender de ese modo la prisión de la propia separatividad se vincula, de modo íntimo, con otro deseo específicamente humano, el de conocer el «secreto del hombre». Si bien la vida en sus aspectos meramente biológicos es un milagro y un secreto, el hombre, en sus aspectos humanos, es un impenetrable secreto para sí mismo -y para sus semejantes-. Nos conocemos y, a pesar de todos los esfuerzos que podamos realizar, no nos conocemos. Conocemos a nuestros semejantes y, sin embargo, no los conocemos, porque no somos una cosa y tampoco lo son nuestros semejantes. Cuanto más avanzamos hacia las profundidades de nuestro ser, o el ser de los otros, más nos elude la meta del conocimiento. Sin embargo, no podemos dejar de sentir el deseo de penetrar en el secreto del alma humana, en el núcleo más profundo que es «él».

Otro camino para conocer «el secreto» es el amor. El amor es la penetración activa en la otra persona, en la que la unión satisface mi deseo de conocer. En el acto de fusión, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos -y no «conozco» nada-. Conozco de la única manera en que el conocimiento de lo que está vivo le es posible al hombre -por la experiencia de la unión- no mediante algún conocimiento proporcionado por nuestro pensamiento. El amor es la única forma de conocimiento, que, en el acto de unión, satisface mi búsqueda. En el acto de amar, de entregarse, en el acto de penetrar en la otra persona, me encuentro a mí mismo, me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre. El anhelo de conocernos a nosotros mismos y de conocer a nuestros semejantes fue expresado en el lema délfico: «Conócete a ti mismo» Tal es la fuente primordial de toda psicología. Pero puesto que deseamos conocer todo del hombre, su más profundo secreto, el conocimiento corriente, el que procede sólo del pensamiento, nunca se puede satisfacer dicho deseo. Aunque llegáramos a conocernos muchísimo más, nunca alcanzaríamos el fondo. Seguiríamos siendo un enigma para nosotros mismos, y nuestros semejantes seguirían siéndolo para nosotros. La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de amar: ese acto trasciende el pensamiento, trasciende las palabras. Es una zambullida temeraria en la experiencia de la unión. Sin embargo, el conocimiento del pensamiento, es decir, el conocimiento psicológico, es una condición necesaria para el pleno conocimiento en el acto de amar. Tengo que conocer a la otra persona y a mí mismo objetivamente, para poder ver su realidad, o más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi imagen irracionalmente deformada de ella. Sólo conociendo objetivamente a un ser humano, puedo conocerlo en su esencia última, en el acto de amar. Esta afirmación tiene una consecuencia importante para el papel de la psicología en la cultura occidental contemporánea. Si bien la gran popularidad de la psicología indica ciertamente interés en el conocimiento del hombre, también descubre la fundamental falta de amor en las relaciones humanas actuales. El conocimiento psicológico se convierte así en un sustituto del conocimiento pleno del acto de amar, en lugar de ser un paso hacia él.

La experiencia de la unión, con el hombre, o, desde un punto de vista religioso, con Dios, no es en modo alguno irracional. Por el contrario, y como lo señaló Albert Schweitzer, es la consecuencia del racionalismo, su consecuencia más audaz y radical. Se basa en nuestro conocimiento de las limitaciones fundamentales, y no accidentales, de nuestro conocimiento. Es el conocimiento de que nunca «captaremos» el secreto del hombre y del universo, pero que podemos conocerlos, sin embargo, en el acto de amar. La psicología como ciencia tiene limitaciones, y así como la consecuencia lógica de la teología es el misticismo, así la consecuencia última de la psicología es el amor.

Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes. Constituyen un síndrome de actitudes que se encuentran en la persona madura; esto es, en la persona que desarrolla productivamente sus propios poderes, que sólo desea poseer los que ha ganado con su trabajo, que ha renunciado a los sueños narcisistas de omnisapiencia y omnipotencia, que ha adquirido humildad basada en esa fuerza interior que sólo la genuina actividad productiva puede proporcionar.”

Erich Fromm (*)


(*) Nació el 23 de marzo de 1900 en Frankfurt del Main (Alemania).  Hijo único de Rosa Krauze y el comerciante de vinos ortodoxo-judío Naphtali Fromm. Estudió Derecho y después Sociología y Psicoanálisis en las universidades de Heidelberg y de Munich y en el Instituto Psicoanalítico de Berlín. Entabla contacto con la Escuela de Frankfurt donde trabaja en estrecho contacto con Herbert Marcuse, Walter Benjamin y Theodor Adorno. En 1933 viajó a los Estados Unidos, país donde se instaló y nacionalizó por el ascenso de Hitler al poder.
Fue uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del pasado siglo. Rompió con las teorías biologicistas de la personalidad para considerar a los seres humanos más bien como frutos de su cultura. Su perspectiva terapéutica se orientó también en este sentido, proponiendo que se intentasen armonizar los impulsos del individuo y los de la sociedad donde vive. Entre sus publicaciones destacan: El miedo a la libertad (1941), El hombre para sí mismo (1947), El lenguaje olvidado (1951), La sociedad sana (1955), El arte de amar (1956), La misión de Sigmund Freud (1956), Más allá de las cadenas de la ilusión (1962), ¿Tener o ser? (1976) o La anatomía de la destructividad humana (1973). En 1962 sería nombrado profesor de la Universidad de Nueva York. Recorrería muchos países dictando cursos. Erich Fromm falleció el 18 de marzo de 1980 en Murallo (Suiza).


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Wednesday, October 12, 2016

EDUCACIÓN INCLUSIVA: aprender a Ser.




"La educación inclusiva pertenece al universo de la ética, la justicia social, la democracia profunda y la equidad, que es lo contrario a la lógica de los méritos, la rentabilidad y la eficiencia."


“La educación inclusiva y los cambios escolares tienen algunos puntos de acuerdos, pero también desacuerdos. Ahora todas las reformas se declaran inclusivas aunque, en realidad, la mayoría de ellas no se han implementado para, o no son capaces de, evitar la exclusión o frenarla.  Se apela con frecuencia a la democracia, la justicia y la equidad, pero sin combatir como es debido las dinámicas y estructuras cuyos resultados vulneran valores y principios básicos.

El programa «Educación para Todos» de la UNESCO ha ejercido una influencia destacable, particularmente al proponer una concepción amplia de la educación inclusiva (garantizar a todos el derecho a la educación, con atención especial a los más marginados).

Más de setenta millones de niños y niñas continúan sin escuelas, y en muchos países desarrollados donde sí cuentan con esa oportunidad, son también millones los que salen del sistema sin la formación debida, justa y necesaria.

La noción de educación inclusiva es genérica y adolece de falta de estrategias contextuales de implementación y, para los países menos desarrollados,  queda reducida a una educación primaria insuficiente.

El reconocimiento y la valoración de la educación como un derecho esencial que ha de garantizarse a todas las personas, sin ningún género de discriminación o exclusión, es un valor y un principio fundamental, abiertamente ideológico, no fáctico. La educación inclusiva pertenece al universo de la ética, la justicia social, la democracia profunda y la equidad, que es lo contrario a la lógica de los méritos, la rentabilidad y la eficiencia.

Es una cuestión de valores sustantivos, no abstractos; al mencionar equidad, participación, compasión, respeto activo de la diversidad, no bastan la tolerancia, la honestidad, la realización de derechos y la sostenibilidad. La educación inclusiva, por lo tanto, no pertenece al dominio de los hechos corrientes en materia de desigualdad de derechos, oportunidades y logros, sino al de utopías realistas que, por complejas, difíciles y lejanas que estén, deben inspirar políticas, culturas y prácticas, con un enfoque no inspirado en opciones caritativas y particulares sino en imperativos morales y de justicia social. Dicho tajantemente, la educación inclusiva es la única educación moralmente defendible.

La inclusión acoge a todas las personas, pues todas son sujetos del derecho universal bajo el cual se ampara. Ahora bien, su foco especial de atención son aquellos sujetos y colectivos que históricamente, y todavía hoy, sufren privación del derecho a la educación, exclusión de tal derecho con valor en sí mismo y también como derecho que capacita para otros derechos.
De ese modo, la inclusión educativa ha de pensarse en conexión con la inclusión social.  Asimismo, y esto nos parece extremadamente importante, los aprendizajes en cuestión han de entenderse desde una perspectiva integral (cognitivos, emocionales y sociales).

Ello exige superar cualquier obsesión por la eficacia competitiva en los resultados (aunque importan), valorando con esmero los procesos, la calidad de vida escolar. De manera que aprendizajes como el desarrollo de una imagen positiva de sí, el apoyo al sentido de capacidad, a las vivencias de pertenencia e identificación, la autonomía y el poder, son esenciales.

Entendida como un horizonte, la educación inclusiva –democrática, justa y equitativa– sigue justificando,  sean cuales sean los tiempos actuales y por venir, la urgencia de concentrar fuerzas políticas y recursos, inteligencia organizativa y pedagógica,  aportaciones de muchos agentes, todos los que puedan albergar todavía una conciencia acorde con el valor esencial de la educación, una educación buena de y para todas las personas. Los fracasos existentes no son una fatalidad; son algo que se está produciendo social, cultural,  política y escolarmente. Por lo tanto, son remediables. Es preciso tomar nota de la realidad, pero dar la batalla a las indiferencias y trifulcas políticas que lo que hacen es empeorar la situación.

Aunque salgan fuera de lo políticamente correcto, algunas propuestas son inexcusables: los poderes públicos han de proteger y velar por una escuela pública al servicio del bien común de la educación, corregir honestamente la deriva hacia la privatización, liderar un trayecto claro y decidido hacia la inclusión, hacer visible los fracasos, exigir y apoyar a los centros y docentes, centrar sus esfuerzos mucho más en la creación de capacidades que en la suma de recursos y decretos. Los centros escolares y la profesión docente han de resistir la tentación de echar tantos balones fuera; recrear, por el contrario, sus márgenes de actuación, de responsabilidad y de rendición pública y democrática de cuentas, reivindicar respaldos sociales y ofrecer confianza y garantías a la ciudadanía.

Los tiempos corrientes no son favorables a la inclusión social y educativa, pero quizás tampoco el núcleo de la cultura, la política y las prácticas vigentes y consentidas en la mayoría de nuestras escuelas. Lo primero está fuera de control; lo segundo es una tarea propia e intransferible desde ahora mismo.”


Juan M. Escudero & Begoña Martínez (*)


(*) Juan M. Escudero: catedrático del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Murcia (España).
Begoña Martínez: profesora titular del Departamento de Didáctica y Organización de la Universidad del País Vasco en San Sebastián (España).


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Wednesday, October 5, 2016






CUANDO TODO SE DERRUMBA:

EL MIEDO...



 Allí mismo, en la incertidumbre de nuestro caos cotidiano, está nuestra mente sabia.”







“El miedo es una experiencia universal; lo sienten hasta los insectos más pequeños. Cuando vamos chapoteando entre los charcos que quedan tras la bajada de la marea y acercamos el dedo a los cuerpos suaves y abiertos de las anémonas, podemos ver cómo se cierran. Lo mismo les ocurre espontáneamente a todos los demás animales."

"Sentir miedo cuando nos enfrentamos a lo desconocido no es algo terrible; más bien es una parte integral del hecho de estar vivos y que todos compartimos. Reaccionamos ante la posibilidad de encontrarnos con la soledad, con la muerte, ante la posibilidad de no tener nada a lo que agarrarnos.
El miedo es una reacción natural al acercarse a la verdad.

Pero si nos comprometemos a quedarnos donde estamos nuestra experiencia se vuelve muy vivida; las cosas se ven muy claras cuando no hay escape posible.  (…) La impermanencia se vuelve algo vivido en el presente, y lo mismo ocurre con la compasión, el coraje y la capacidad de maravillarse. Y también con el miedo. De hecho, cualquiera que esté en el límite de lo desconocido, plenamente en el presente sin punto de referencia, experimenta la ausencia de base o fundamento, de un lugar donde agarrarse. Cuando nuestra comprensión se hace más profunda descubrimos que el presente es un lugar muy vulnerable, lo que puede ser una experiencia absolutamente enervante y al mismo tiempo absolutamente tierna.

Cuando empezamos nuestra exploración, tenemos todo tipo de ideales y expectativas. Buscamos respuestas que satisfagan el hambre que hemos sentido durante largo tiempo, pero lo último que deseamos es que nos vuelvan a hablar del hombre del saco. Evidentemente, la gente intenta avisarnos. Recuerdo que la primera vez que me dieron instrucciones de meditación, la profesora me describió la técnica, me dio las instrucciones necesarias para la práctica y luego añadió: "Pero, por favor, no salgas de aquí pensando que la meditación te va a dar unas vacaciones de la irritación." De alguna manera, todas las advertencias del mundo no llegan a disuadirnos; de hecho, nos acercan más al sendero.

De lo que estamos hablando es de llegar a conocer el miedo, de familiarizarnos con él, de mirarle directamente a los ojos; no como una forma de resolver los problemas, sino como una manera de deshacer completamente las viejas maneras de ver, oír, oler, saborear y pensar. La verdad es que, cuando realmente comencemos a hacerlo, nos encontraremos con que somos humillados continuamente. No va a quedar mucho espacio para la arrogancia que resulta de aferramos a nuestros ideales. La arrogancia que inevitablemente aflorará va a ser vapuleada de continuo por nuestro propio coraje de ir un paso más allá. Los descubrimientos que experimentaremos mediante la práctica no tienen nada que ver con ninguna creencia. Tienen mucho que ver con tener el coraje de morir, el coraje de morir continuamente.

(…) La vida es un buen maestro y un buen amigo. Con sólo que podamos darnos cuenta de ello, vemos que las cosas están siempre en transición. Nada sucede al gusto de nuestros sueños. El hecho de sentirse fuera de sitio, en un estado de descentramiento, es una situación ideal, una situación en la que ya no permanecemos atrapados y podemos abrir nuestros corazones y mentes más allá de sus anteriores límites. Es un estado muy sensible, no agresivo y de final abierto.”


Pema Chödron (*)
“Cuando todo se derrumba”, fragmento.


(*) Pema nació en 1936 en Nueva York. Se graduó en la Universidad de  California y después  trabajó como profesora en escuelas primarias.
En los años 70 comenzó a estudiar el budismo después de leer un articulo de Chögyam Trungpa quien se convirtió en su maestro principal. También ha practicado con Lama Chime Rinpoche y el Karmapa. 
En 1981 recibió la ordenación de bikshuni (monja completa) del linage chino en Hong Kong. Es la primer mujer americana practicando en la tradición tibetana.
Desde l986 dirige Gampo Abbey, un monasterio budista para hombres y mujeres occidentales en Nueva Escocia, Canadá. 


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