CUIDÁNDONOS LA VIDA
La
vida, o el proceso de vivir, es un continuo proceso de cuidado mutuo y
simultáneo de sí mismo, de los otros, por los otros, de las formas vivas y de los seres inanimados.
"Es
a partir del ser humano, con él, en él y para él, que los movimientos y
ondulaciones del vivir suceden y se muestran significativos como organización
de la vida. Todo
ser humano busca el cuidado por la necesidad de sobrevivir y se cuidará según
los valores de la vida establecidos y el amor propio, dependiendo igualmente de
la voluntad de otras personas para su sobrevivencia. El cuidado parece ser la
respuesta a las necesidades manifestadas o percibidas, siendo en ocasiones
necesidades creadas o provocadas por diversos factores.
El
acto o acción de cuidar puede ser aprendido, desaprendido, reaprendido, a
pesar de ser único y particular, único y singular. Las creencias y prácticas
populares y los cuidados profesionales muchas veces no se excluyen, aunque los
espacios para los cuidados más complejos, técnicamente personalizados, son más
reservados y se dan en ambientes propios.
La
actividad de cuidar surge de la creatividad humana, de la sensibilidad frente a
los cambios con el otro y de la capacidad del
hombre de crear nuevas situaciones; de ejecutar una actividad humana con su
estilo o modo de ser y hacer y de interactuar, y de su propia forma de presentar
o representar el resultado de su actividad. Es una actitud familiar con su
propia vida, sus sentimientos y relaciones con seres de la naturaleza, que
marca su originalidad porque consigue suscitar emociones y sentimientos en el
ser humano.
La
salud pasa por los movimientos u ondulaciones del vivir en los límites de las
sensaciones, confort y desconfort, en la esperanza de nuevos momentos, en la
posibilidad de estar en una situación y de prepararse para otra, y de sentir
energía para superar los conflictos y exigencias del medio. Lo saludable está
en la posibilidad de estar vivo, de tener vitalidad y de ser feliz, en un vaivén de alegrías y tristezas, en la armonía
regulada por la intersección de la vida y de la muerte. Vivir
la salud es vivir el amor, el placer, en la armonía por momentos conflictiva. Es el querer
vivir, querer evolucionar pleno de deseos y voluntades, cultivando los sueños y
las esperanzas de crear, enfrentando los desafíos.
El mundo propio de cada ser humano se llena por los cambios
de energías de los diversos espacios o ambientes y por las relaciones de afecto
en el estar con las personas, siendo solidario con el otro, ayudando a superar
lo que se presenta como monótono y sofocante.
Vivir la vida es conseguir intercalar lo prosaico con lo poético, los momentos de solidaridad orgánica y los momentos de solidaridad mecánica, ya que lo técnico o mecánico no puede ser dejado de lado; es vivir el bienestar de las cosas simples de nuestra cotidianidad, a pesar de exponerse a sucesos, tensiones y riesgos, los cuales son mutantes, imprevisibles y plenos de significados para la persona humana."
Alacoque
Lorenzini Erdmann (*), Luiz Antonio Bettinelli (**)
(*)
Profesora Titular de la Universidad Federal de Santa Catarina y Doctora en
Filosofía de Enfermería, PEN/UFSC (Brasil).
(**)
Profesor Titular de la Universidad de Passo Fundo y Doctor en Enfermería,
PEN/UFSC (Brasil).
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